domingo, 3 de junio de 2012

América Latina y Rio+20: a más crecimiento verde, más prosperidad

video platformvideo managementvideo solutionsvideo player Los enormes recursos naturales de América Latina corren peligro en caso que no adopte políticas de crecimiento amigables con el medio ambiente, plantea un nuevo informe El crecimiento ecológico inclusivo es crucial para el sostenimiento de las conquistas económicas y sociales de la región América Latina y el Caribe también han implementado algunas de las prácticas ecológicas más innovadoras del mundo Es difícil imaginar a América Latina sin verde. Desde sus vastas extensiones amazónicas y campos de trigo y soja, hasta sus reservas de cobre y oro, todas las tonalidades del verde forman parte del paisaje regional —tanto geográfica como económicamente. Por duro y apocalíptico que esto suene, muchos expertos ya temen que los vastos recursos naturales de la región se estén agotando como resultado del crecimiento sin frenos —del tipo que ha hecho de América Latina una historia de éxito económico en los últimos años. Poco antes de Río+20, un nuevo informe sugiere que la región se enfrenta a una difícil batalla a la hora de sostener en el tiempo dicha tasa de crecimiento en caso de no adoptar políticas "verdes" e "inclusivas" de forma abierta y generalizada. En otras palabras, políticas capaces de proporcionar servicios asequibles a todas las comunidades y segmentos de la sociedad. Piensen en este desafío. América Latina tiene la mayor proporción de su población viviendo en áreas urbanas —más del 80%— y la tasa de motorización de más rápido crecimiento en el mundo, ambas fuentes potenciales de degradación ambiental si no se controlan. La concentración urbana es un desafío particularmente grande en tanto el 60% del PIB regional deriva de las 200 ciudades más grandes de América Latina —esto quiere decir que cualquier cambio en este sutil equilibrio podría afectar las economías regionales, según el informe Crecimiento verde e inclusivo en América Latina y el Caribe. A pesar de estos desafíos, la región parece estar bien ubicada a la hora de mejorar su compromiso con el medio ambiente. En muchos aspectos, América Latina ha servido como un laboratorio regional para algunas de las prácticas más innovadoras de la ecología. Por ejemplo, los agricultores del sur de México reciben un ingreso por proteger los bosques: cada árbol que planten o dejen de talar se transforma en dinero para sus bolsillos, una práctica que está siendo imitada en todo el país. Muchos países centroamericanos han contratado pólizas de seguro contra el riesgo de catástrofes naturales, permitiéndoles acceder a líneas de crédito contingentes para compensar las pérdidas relacionadas a los desastres naturales. Avances significativos América Latina ha avanzado sustancialmente en muchos aspectos relevantes. En términos de energía, los planes de ampliación de la región contemplan a la hidroelectricidad y al gas natural como fuentes cruciales, proporcionando hasta el 50 por ciento y 30 por ciento de la capacidad en los próximos 20 años. Además, la región podría reducir su consumo de electricidad en un 10 por ciento en la próxima década en caso de adoptar tecnologías de eficiencia energética de amplia disponibilidad. Dicha reducción les ahorraría a los países US$36 mil millones en inversiones que de otra manera tendría que hacer para ampliar su capacidad de generación eléctrica. Otro hito importante sería alcanzar una prestación casi universal de agua potable y saneamiento. Actualmente, más de 85% de la población urbana de la región está conectada el sistema de agua potable, mientras que la recolección de residuos oscila en torno a 93% Si bien la expansión agrícola, las actividades extractivas y la urbanización han incrementado la deforestación, muchos países, por su lado, han establecido áreas protegidas —éstas cubren más del 10 por ciento del territorio regional, alrededor del doble del territorio que hace veinte años. Estos son solo algunos ejemplos de las múltiples maneras en que la región ha estado a la altura de su medio ambiente. Ahora el desafío es transformar estas innovaciones inconexas en políticas e inversiones de carácter holístico. "Transformar estas chispas de innovación en políticas generales y prácticas generalizadas es el desafío futuro para América Latina y el Caribe. Las políticas ecológicas a favor del crecimiento económico fomentan las tecnologías limpias, procesos eficientes, e inversiones a prueba del clima," indica el informe. Una salvedad significativa: para que estas políticas e inversiones perduren en el tiempo deben beneficiar a todos en la región. Las nuevas carreteras, las tecnologías o los recursos naturales deben crear oportunidades para todos, dice el informe. Ya existen algunos ejemplos de esto, y cada vez más son mencionados como paradigmáticos en los debates políticos, según el autor Jordan Schwartz. La reserva cuprífera de Chile, por ejemplo, es un excelente modelo de inclusión social y de cómo transformar la riqueza mineral en riqueza humana. Chile utiliza los recursos de sus crecientes exportaciones de cobre para generar capital humano financiando la educación, dice Schwartz, sugiriendo que éste es el tipo de acción gubernamental intrínsecamente sustentable y con un aura "ecológica" a su alrededor. Gracias a ejemplos como este y a una creciente comprensión de los efectos adversos de continuar con el statu quo, Schwartz confía en que América Latina adoptará plenamente el crecimiento ecológico en los próximos años. Él cree que esta concientización, especialmente entre los jóvenes, es la fuerza detrás de los esfuerzos por generalizar las inversiones "verdes" 20 años después de la primera conferencia de Río —que sentó las bases del actual movimiento ecologista. "Ellos han visto lo que ocurre con la calidad de vida como resultado de la contaminación, el cambio climático o los deshechos sin tratar, y gracias a esto están mejor dispuestos a entablar un diálogo, a cuestionar las cosas," dice Schwartz. Así que ahora es solo cuestión de tiempo, de esfuerzos conjuntos y voluntad política para que la región llene de envidia a los demás gracias a sus logros.
Ecologización de las ciudades Una huella urbana compacta y eficiente: En ciudades como Ciudad de México, Lima y Río de Janeiro, se utilizan subsidios para la densificación para atraer personas al centro de las ciudades y revitalizar sus economías urbanas estancadas. Ampliación de servicios urbanos básicos: Entre 2001 y 2008, 63 millones de personas adicionales en ALC fueron alcanzados por los servicios de deshechos sólidos, aumentando la tasa de cobertura de 81 a 93 por ciento. Transporte público y alternativas al automóvil: A medida que la región crece en términos de posesión de automóviles —4,5 por ciento por año—, también está a la cabeza del mundo en desarrollo en términos de conceptualización e implementación de sistemas alternativos de transporte en ciudades clave como Curitiba, Bogotá, Lima, Ciudad de México, Santiago y ciudades secundarias de Colombia y México. Ampliación de la generación eléctrica de bajo carbono: La generación eléctrica entre 1990 y 2009 se multiplicó en más de dos veces, creciendo a más de 4 por ciento por año. La participación del gas natural en la región aumentó de 10 por ciento en 1990 a 21 por ciento en 2009. Dado que el petróleo y el diésel disminuyeron su participación, el crecimiento de la generación en ALC generó una menor huella de carbono que en otras regiones. Ecologización de áreas rurales La ecologización de las redes de transporte y el acceso rural: La región ha realizado innovaciones en varias áreas que podrían limitar el crecimiento desaforado del tránsito vial, la contaminación y su impacto sobre el uso territorial y las comunidades vulnerables —tanto mediante el movimiento multimodal de cargas y sistemas de transporte más ecológicos. Gestión efectiva de los recursos hídricos: Muchos países han adoptado una agenda de gestión hídrica más participativa que les ha ayudado a mejorar sus marcos institucionales y legales para la gestión del agua —especialmente luego de desarrollar enfoques para la gestión de cuencas riparinas con una significativa participación de las partes interesadas. Multiplicando los éxitos con la agricultura sustentable: El pilar más importante de una estrategia para la reducción de la huella ambiental de la agricultura regional es la preservación de la actual cobertura forestal y la promoción de la reforestación con especies nativas allí donde sea factible. América Latina ha marcado el camino en términos de utilización de pagos directos para la conservación de los bosques, con programas nacionales en varios países y estados brasileños. Fuente Banco Mundial

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